¿Por qué no es buena opción una dieta extrema?

La industria de la dieta gana miles de millones y están apostando por que la dieta no mantenga la industria en marcha. ¿Ridículo? Si. ¿Ético? No. Un estudio reciente siguió a las personas durante dos años después de sus dietas y descubrió que el 83% de ellas recuperaron más peso del que perdieron inicialmente. ¿Por qué no funcionan las dietas rápidas? En términos evolutivos, el cuerpo está diseñado para mantener su peso, en términos actuales, esa es su programación. Las dietas estrictas no funcionan a largo plazo.

Las dietas a menudo son aburridas ya que sus opciones de alimentos están muy restringidas. Puede causar niveles elevados de cortisol que a su vez promueven el aumento de peso. A veces se eliminan grupos enteros de alimentos, lo que no es saludable y provoca deficiencias nutricionales y problemas de salud a largo plazo. A menudo se pierde agua o peso muscular. El metabolismo del cuerpo se ralentiza para adaptarse a las calorías restringidas y en lugar de entrar en la quema de grasa, el cuerpo puede entrar en modo de almacenamiento de grasa.

¿Y las personas que comen por ansiedad?

Las dietas intensas mucho menos ayuda a un problema emocional o mental, cuando en el consultorio los pacientes nos dicen que come por ansiedad, les digo que, optar por estos métodos de adelgazamiento tiene un efecto contrario. Al final muchos se «obsesionan con la comida» y comer puede verse como una recompensa. La pérdida de peso y la felicidad son dos cosas diferentes. La fuerza de voluntad por sí sola a menudo no es suficiente para mantenerte encaminado.

Es importante tener en cuenta que perder peso tampoco te vuelve «más saludable». Hacer dieta es estresante y no enseña a comer de manera saludable. A corto plazo, se puede ver el número en la balanza, sentirse muy bien y pensar que la dieta está funcionando, pero cualquier pérdida de peso dramática inicial a menudo se debe a la pérdida de líquidos. No es una forma inteligente de intentar perder grasa corporal ya que el metabolismo se ralentiza y produce más hormona del hambre, grelina y menos leptina (la hormona que regula el almacenamiento de grasa) a medida que el cuerpo intenta hacer frente a menos calorías. Estas dietas rápidas a menudo son aburridas ya que sus opciones de alimentos están muy restringidas. Después de una rápida pérdida de peso inicialmente, estas dietas no son sostenibles, ya que terminarán volviendo a subir los números de la balanza y a menudo, más.

Conclusión sobre dietas extremas

Al final lo que se consigue con esto es que te dejan sintiéndote miserable, desnutrido, irritable, cansado, débil, infeliz, frustrado incluso deprimido y pueden resultar en insomnio, falta de concentración, niveles más bajos de energía y mala salud cerebral. En cuanto a la salud de tu cerebro, debido a que estas dietas son muy bajas en calorías y grasas esenciales y, como el cerebro solo puede utilizar la glucosa como fuente de energía, la concentración y salud cerebral se resienten, además de poner en riesgo de desarrollar deficiencias nutricionales. Entonces, para lograr y mantener la salud a largo plazo, se debe adoptar hábitos saludables que duren toda la vida y pensar en convertir la alimentación en una experiencia positiva.

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